Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Educar es combatir: Centro Preventivo Local de Adicciones en Caleta Olivia

ISSN 2422-7226

El consumo problemático de sustancias tóxicas, principalmente en los adolescentes y jóvenes, no debe ser visto como un problema en sí mismo, sino más bien como un síntoma que nos dice a gritos que el contexto en el que desarrollan su vida no los está incluyendo. En el siguiente artículo se mostrará y analizará la experiencia del CePLA (Centro Preventivo Local de Adicciones), a partir de una entrevista realizada a su Coordinador General: Darío Arias, y a la encargada del área de Educación: Cristina Carrizo.

 

(Año 2 / Edición Nro. 68 / 19 de Octubre de 2015 /Caleta Olivia)

¿Qué es el CePLA?

El CePLA (Centro Preventivo Local de Adicciones) forma parte de una política pública del Estado Nacional dentro de la línea del SEDRONAR. Este dispositivo tiene como objetivo principal generar espacios de formación, recreación, concientización y acompañamiento personal de adolescentes y jóvenes para la prevención de las adicciones, buscando al mismo tiempo la integración al sistema educativo de los/las destinatarios/as que han abandonado o se encuentran en riesgo de abandonar sus estudios.

En Caleta Olivia, el CePLA se instala desde finales de 2014, y es coordinado por el Profesor Darío Arias. Si bien Darío se recibió de Profesor de Educación Física nunca ejerció en las instituciones escolares, más bien su campo de intervención ha estado dirigida a contextos sociales desfavorables, y es esta la esencia que pretende darle a este dispositivo en nuestra localidad: “Siempre me dediqué al trabajo social y de hecho en Caleta nunca trabajé en la escuela, sino en áreas de deportes de uniones vecinales sobre todo, apuntando siempre a contextos sociales desfavorables. En función de eso me convocaron para conformar este equipo, y con esa misma lógica fui convocando a compañeros que sabía que más que un perfil técnico, tenían un perfil social. Por ejemplo, hay un equipo de trabajadoras sociales, una docente de nivel inicial, otras compañeras con recorrido de transitar y trabajar en barrios tales como la Villa 31”.

Otro de los elementos característicos del CePLA como política, es el paradigma bajo el cual trabaja en la prevención de las adicciones: “Esta bueno que haya una política estatal con esta mirada y cambio de paradigma, porque hasta hace poco se repartían folletos donde el mensaje era que la droga es mala. Ahora ya no está puesto el foco en la droga, sino en el sujeto, el cual es considerado como sujeto de derecho. Esto permite ir en busca del otro, y generar esos encuentros y relaciones que permitan abordar las causas de las problemáticas en profundidad”.

De ahí que se trabaja desde tres dimensiones que se complementan mutuamente, y tienen el foco puesto en los adolescentes como sujeto de derecho: Encuentro y contención; deporte y cultura; formación. Esta última se encuentra presente en todas las acciones y actividades que pretendan dirigirse al empoderamiento de los destinatarios, teniendo como base los lineamientos pedagógicos y políticos de la Educación Popular.

La Educación Popular como eje fundamental

El área de formación es coordinada por Cristina Carrizo, estudiante avanzada en el Profesorado de Educación Primaria de la universidad local,  con clara vocación por lo comunitario. Con respecto al papel de la escuela, en cuanto a las posibilidades de proyectarse de los jóvenes que asisten al CePLA de nuestra localidad, nos expresaba: “desde la perspectiva de la educación popular, la educación que ellos reciben en la escuela  no les está permitiendo ver otra realidad. La escuela no puede mostrarles a los chicos y chicas otra realidad que aquella con la que se encuentran todos los días, por eso quizás tengan muchas dificultades para visualizar un futuro mejor”.

La educación desde el CePLA, “no es una mera transmisión de conocimientos sino que apunta a poner en marcha procesos de concientización, análisis, problematización, creatividad. Buscando la transformación de la realidad personal y social; es decir, al crecimiento y al cambio”, como nos decía su coordinador general, Darío Arias. Por eso, uno de los objetivos del CePLA es: “intentar acompañar a los que están dentro del sistema educativo, a quienes están afuera para reinsertarlos o acompañar a los que no quieren o pueden entrar al sistema”.

Cristina nos mencionaba algunas de las estrategias y actividades que se propone para lograr estos objetivos: “Por ejemplo, trabajamos con la proyección de power point acerca de violencia de género, cuando fue la marcha “ni una menos”. También sobre conflictos en las parejas adolescentes, donde trabajamos con un cortometraje; y también sobre distintos tipos de discriminación, y la idea de “iguales y diferentes”. Y sigue, “Otra de las cosas que suelo hacer es llevar libros. Los pongo sobre la mesa, y muchas veces ves que los agarran para ojearlos y leerlos, por ejemplo uno de Frida Kahlo, y eso es un gran avance. Imaginate que trabajamos en esta zona donde hay chicos que tienen 17 años y no saben leer de corrido”.

Asimismo, otras de las dimensiones que se trabaja fuertemente desde la parte formativa del CePLA es la ética, al respecto la coordinadora manifestó: “Trabajamos con Dilemas Morales: Un dilema moral es una narración breve real o imaginaria, en la que se plantea una situación posible en el ámbito de la realidad, pero conflictiva a nivel moral. Los dilemas que trabajamos en el CePLA, giran en torno al “deber”. Se busca que chicos y chicas lleguen a una solución a ese conflicto en torno al deber, o hagan un análisis de la solución elegida por el sujeto protagonista de la historia. Con esto se pretende trabajar desde la ética, es decir, la reflexión acerca de la moral. Es una reflexión sobre los valores, costumbres, estereotipos impuestos en una determinada sociedad”.

El CePLA como institución, la educación como herramienta y el Estado como actor

En nuestras sociedades, los espacios de inclusión siguen siendo tanto la educación formal en todos sus niveles, como el mercado de trabajo. Con lo cual, no trabajar y/o no estudiar significaría quedar fuera del sistema que regula los intercambios sociales. De manera que, cuando estos espacios no logran ser inclusivos (a partir de lo cual, por ejemplo, los jóvenes dejan la escuela), las dificultades para proyectarse en estos espacios, y por ende visualizarse “dentro” de la sociedad, no debe sorprendernos en esos jóvenes. Dicho augurio, que carcome la subjetividad de ese adolescente, tiene consecuencias en sus comportamientos y prácticas[1], una de las más habituales es el consumo problemático de sustancias tóxicas. Acá es donde entra a jugar la Educación Popular como herramienta y el Estado como actor, sobre todo en los sectores sociales más vulnerables.

Porque, como nos decía Dario: “Los barrios seleccionados en donde nos estamos instalando en este primer momento hasta tener nuestro edificio propio, no son aquellos barrios con más problemas en adicciones, ya que el consumo problemático se da en todos los sectores sociales, sino porque son los sectores con menos recursos para combatirlo”. En este sentido, “el CePLA se instala como una política pública de Estado con la cual, independientemente de que yo no comparta el color político del gobierno nacional de turno, me identifico mucho, porque se propone trabajar esta dimensión de las problemáticas de la juventud más vulnerable, y ahí el Estado debe hacerse presente”.

La educación, en este dispositivo, es vista como una herramienta para ayudar a estos jóvenes a pensarse a sí mismos, aprender a leer el mundo, reflexionar sobre la sociedad en la cual viven y entender los procesos que abren o cierran oportunidades históricas. Para finalizar, Cristina nos deja esa cuota de esperanza que la caracteriza y con la que va a trabajar día a día para ayudar a mejorar la realidad de los adolescentes que concurren al CePLA: “La educación es muy importante en este proceso si la pensamos como una oportunidad para generar en los pibes la posibilidad de proyectarse a futuro, de ver otras realidades posibles y no solo la que ven a partir de su día a día. Tengo la esperanza de que los pibes puedan a partir de la lectura de su realidad, del saber de la experiencia vivida, tomar conciencia y expresar su condición, para así, a partir de esto, poder transformar su realidad…

 

Por Mauro Guzmán para Observador Central

Estudiante avanzado del Profesorado en Ciencias de la Educación-Becario de Investigación del Instituto de Trabajo Economía y Territorio (ITET) (UNPA-UACO)
[1] Al respecto, resulta interesante los planteos de Carina Kaplan, quien retoma la noción de “corroción del carácter” (acuñado por el sociólogo Richard Sennet), como una metáfora para explicar el malestar de la juventud: “La experiencia del desempleo prolongado, la sensación de inestabilidad, la ausencia de futuro asegurado o al menos previsible en cierto grado generan una sensación de impotencia y una destrucción de las defensas psicológicas asociada a una desorganización generalizada de la conducta y de la subjetividad [y por lo tanto] tienen efectos en el plano de los comportamientos  –agresión, violencia, desinterés escolar, delincuencia, desintegración social-.” Kaplan, C. (2011) “Destinos escolares en sociedades miserables”. En Tiramonti, G. y Montes, N. (Comp.) La escuela media en debate: Problemas actuales y perspectivas desde la investigación. FLACSO y Ediciones Manantial: Bs. As.
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