Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

El desarrollo sustentable y la minería

ISSN 2422-7226

Año 7 / Edición XXXIII / Argentina / 09-08-2021 / ISSN 2422-7226  

Por Eddy Lavandaio – Red de Académicos por el Desarrollo Sustentable de la minería

El informe Brundtland, denominado «Nuestro futuro Común», en la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo de 1987, en las Naciones Unidas, suscribió esta definición: “…Desarrollo sustentable es el que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades».

La palabra desarrollo es el sustantivo de la frase y para que cumpla con la calificación de sustentable es condición necesaria la satisfacción de las necesidades presentes sin causar inconvenientes a las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Y aquí nos preguntamos …¿Qué significa satisfacer las necesidades?. El aire, el agua y la comida son las ancestrales pero la evolución social y económica de la sociedad hizo que cada familia sume otras necesidades que hoy consideramos básicas como la vivienda, la salud, la educación y la seguridad. 

La definición sigue vigente y ha sido ratificada por los foros más importantes organizados por las Naciones Unidas, como la Conferencia sobre el Desarrollo Sustentable, conocida como «Río + 20» (Río de Janeiro, 2012), en la que todos los países participantes estuvieron de acuerdo en señalar a la pobreza como el principal problema del mundo y establecer como objetivo prioritario su erradicación mediante el desarrollo sustentable de los pueblos.

Tres años después…»Los líderes mundiales adoptaron un conjunto de 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible» (ONU, 25/09/2015). Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse para el 2030 y vale la pena destacar que los dos primeros objetivos son “Fin de la pobreza” y “Hambre cero». 

Los destacamos por ser los primeros y tienen mucho que ver con los problemas a resolver en nuestro país donde la pobreza y el hambre, enmascarada tras comedores comunitarios y otras formas de solidaridad, son dos lamentables expresiones de necesidades básicas insatisfechas. 

Cada familia necesita tener un ingreso o un sueldo digno, con el que pueda pagar lo que cuesta vivir y realizarse en la sociedad actual, y la producción, en cualquiera de sus formas y con el cuidado ambiental que corresponde, es la creadora de riqueza capaz de generar ingresos para pagar sueldos y servicios, y mantener al gobierno con impuestos. A su vez, el gobierno debe generar un clima favorable para promover la inversión en nuevas fuentes de producción y trabajo.  

Así, el efecto multiplicador de la economía trae nuevas oportunidades para todos, tanto para los desocupados y los jóvenes que se asoman al mundo laboral como para los que ya tienen un empleo y quieren conseguir uno mejor, y hasta para los emprendedores que se introducen en el mundo de las PYMEs.

La Argentina, además de continuar con el exitoso desarrollo de la economía de base agropecuaria y con la variada industrialización existente, necesita ampliar el aprovechamiento de sus recursos mineros en la misma forma como lo hicieron Australia, Estados Unidos y Canadá.  

Contamos con una legislación actualizada y adecuada en los aspectos jurídicos, económicos, sociales y ambientales, con autoridades de aplicación específicas, para llevar a cabo un desarrollo minero que puede sumar mucho al desarrollo sustentable del país. Así quedó demostrado en las últimas tres décadas a través de las actividades emprendidas en el marco de la Ley de Inversiones Mineras, con inversiones de 25.000 millones de dólares, desarrollo de cientos de PYMEs de proveedores y cerca de cien mil nuevos empleos entre directos e indirectos, produciendo y exportando con un superávit anual favorable de casi  2.000 millones de dólares promedio. 

Lamentablemente, varias provincias hicieron lugar a temores ambientales infundados y  pusieron trabas, inconvenientes y prohibiciones que, además de desalentar por completo la inversión minera, no contribuyeron a la creación de nuevos empleos para sus propios pobres, desocupados y emigrantes.  

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