Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Especial Mamíferos: ¿a quiénes protegemos cuando hablamos de cuidar nuestros océanos?

ISSN 2422-7226

Año 5 / Edición XXII / Caleta Olivia / 17-07-2020 / ISSN 2422-722

Por: Runachay Fauna

¿Alguna vez se preguntaron qué comparten, además de los océanos, los mamíferos marinos?, ¿conocen la enorme diversidad de animales marinos que habitan la costa de nuestro país?. Acá venimos a despertar un poco de curiosidad sobre estos animales tan particulares.

Los mamíferos, tanto los que viven en la tierra como en el agua, tienen dos características muy peculiares que nos permiten reconocerlos entre otros grupos de animales: glándulas mamarias que producen leche y pelos en el cuerpo. Como habrán visto, los mamíferos pueden ser tan distintos a simple vista que nos resulta difícil imaginar que una ballena azul, que mide 32 metros, y un cuis chico, que llega a medir hasta 24 cm de largo, pertenezcan a un mismo grupo, pero así es: ambos son mamíferos. Sin embargo, esta gran variabilidad dentro del grupo se debe, principalmente, a que habitan ecosistemas diferentes y se han adaptado a ellos magníficamente.

Para vivir en el agua, los mamíferos han desarrollado adaptaciones a lo largo de la historia de la vida que les han permitido alimentarse, reproducirse y desarrollarse en ese ambiente. Para empezar: la forma alargada de sus cuerpos está completamente adaptada al nado para disminuir la resistencia del agua. También tienen las extremidades modificadas en aletas para impulsarse mejor en el agua. Como todos habremos visto alguna vez, a diferencia de los peces, los mamíferos marinos mueven su “cola” arriba y abajo y no lado a lado como los peces. Además, si bien tienen pelo, ninguna de las especies marinas tiene una capa de pelaje demasiado tupida, lo que les permite nadar sin problemas. 

En nuestras costas habitan, a lo largo del año, muchas especies distintas de mamíferos, y muchas otras especies sólo pasan de vez en cuando. De aquellos mamíferos más frecuentes en las costas argentinas podemos nombrar dos grupos: pinnípedos y cetáceos.

Tanto focas como elefantes y lobos marinos, forman parte del grupo de pinnípedos. Estos animales viven en el agua y tienen a sus crías en tierra firme y aunque comparten muchas características, existen algunas particularidades que nos permiten diferenciarlos: los lobos marinos constituyen un grupo de especies que se caracteriza por la presencia de orejas visibles y por la forma en que se desplazan en tierra ya que caminan utilizando las aletas (que son sus patas cubiertas de membrana). Podemos diferenciar fácilmente a los machos melenudos de las hembras ya que, además de no tener melena, son mucho más pequeñas. En las costas tenemos dos especies muy comunes: el lobo marino de un pelo (Otariaflavescens) y el de dos pelos sudamericano (Arctocephalus australis).

Elefante Marino del Sur (Mirounga leonina) – Cría (izquierda) Hembra (derecha)
Foto: Manuel Novillo

Por otro lado, los elefantes marinos y focas, a diferencia de los lobos marinos, no tienen orejas visibles y para moverse en tierra firme, se arrastran con ondulaciones del cuerpo, no utilizan sus aletas. En nuestras costas encontramos: elefantes marinos del sur (Mirounga leonina), siendo fácilmente diferenciables los machos, ya que son más grandes que las hembras y llevan una proyección nasal que forma una especie de trompa y también foca cangrejera (Lobodon carcinophaga) y foca leopardo (Hydrurga leptonyx).

Elefante Marino del Sur (Mirounga leonina) – Foto: Manuel Novillo

Finalmente, tenemos a los cetáceos, es decir: ballenas, orcas, delfines. Este grupo de animales vive y se reproduce en el agua, a diferencia de los pinnípedos, paren en el agua. Los cetáceos no presentan extremidades móviles como los lobos y focas, sino que sus extremidades se han reducido y convertido en aletas que utilizan para impulsarse en el agua. Podemos separarlos en dos grupos: cetáceos con dientes y cetáceos con barbas.

Fotografía: Aquarium Costa de Almeria
Orca (Orcinusorca) – Foto: Aquarium Costa de Almería

Incluimos dentro de los cetáceos con dientes al cachalote (Physeter macrocepahlus), la marsopa de anteojos (Phocoena dioptrica), la marsopa espinosa (Phocoena spinipinnis), el zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris); dentro del grupo de los delfines tenemos registros del delfín piloto (Globicephala melas), el austral (Lagenorhynchus australis), el común (Delphinusdelphis), el cruzado (Lagenorhynchus cruciger), el oscuro (Lagenorhynchus obscurus), el nariz de botella (Tursiopstruncatus), la tonina overa (Cephalorhynchus commersonii) y la orca (Orcinusorca). Estos dos últimos son muy fáciles de confundir, sobre todo viéndolas desde la costa, ya que las dos tienen una patrón formado por manchas blancas y negras. Pero si las miramos con atención, podemos ver que la orca tiene el dorso negro y el vientre blanco, además de sus típicas manchas blancas detrás de los ojos. La tonina overa, en cambio, además de ser de tamaño mucho más pequeño, tiene un patrón de coloración más irregular.

Fotografía gentileza: Lotfi Si Saber
Tonina Overa (Cephalorhynchus Commersonii) – Foto: Lotfi Si Saber

En el grupo de cetáceos con barbas, tenemos un montón de especies de ballenas: la sei (Balaenoptera borealis), la minke (Balaenopterabonaerensis), la jorobada (Megapteranovaeangliae), la de aleta (Balaenoptera physalus), la azul (Balaenopteramusculus) y la famosa franca austral (Eubalaenaaustralis). ¿Sabías que las callosidades que tiene en la cabeza la ballena franca austral desde el nacimiento sirven para identificarlas y reconocerlas? Gracias a esto se pudieron registrar sus largos viajes a través del océano reconociéndolas en las costas de muchos países, y también armar sus árboles genealógicos.

Ballena Franca Austral (Eubalaenaaustralis) – Foto: Instituto de Conservación de Ballenas

Como habrán notado, son muchísimas las especies de mamíferos marinos que habitan nuestras costas, algunas más comunes de avistar que otras, pero todas igual de importantes, conservar su hábitat es de suma importancia para que el equilibrio de esos ecosistemas se mantenga ya que cada especie cumple un rol clave.

Sólo por poner un ejemplo: los cetáceos en el ecosistema marino son fertilizadores naturales, contribuyen a disminuir el impacto del cambio climático y fomentan la biodiversidad. ¿Cómo? Las heces de las ballenas son ricas en hierro, nitrógeno y otros nutrientes, que actúan como fertilizante aumentando la productividad de pequeñas algas conocidas como fitoplancton. Estas algas son el principal alimento de crustáceos conocidos como krill, que a la vez son alimento de cientos de especies de aves, peces y mamíferos marinos. Sumado a esto, el crecimiento de estas algas fertilizadas por las heces de ballenas generan más del 50% del oxígeno de la atmósfera, siendo el mayor pulmón del planeta. Al morir, los cuerpos de las ballenas caen al fondo marino, siendo una gran fuente de alimento capaz de nutrir muchas especies por mucho tiempo.

¡Conocer la fauna que nos rodea es el primer paso para cuidarla!

Fuentes consultadas: Guía de Mamíferos del Sur de América del Sur (2007. Canevaro & Vaccaro); Guía de identificación de Mamíferos Marinos del Mar Argentino (2016. Subsecretaría de Pesca y Acuicultura/ Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación/ Fundación Cethus).

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