Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Apuntes para un debate de la Responsabilidad Social en Santa Cruz

ISSN 2422-7226

El artículo invita a conocer algunas claves respecto a la difusión regional del concepto de Responsabilidad Social (RS) y Responsabilidad Social Empresaria (RSE). De manera simple se presentan algunos usos difusos en actores del Estado y el Mundo Privado y se introduce al lector a conocer el origen del concepto, sus principales críticas y algunos pendientes que exigiría un adecuado uso e implementación de la RS y RSE. 

 

(Año 2 / Edición Nro.79 / 10 de Febrero de 2016 / Provincia de Santa Cruz)

Cuando los conceptos se divulgan erróneamente se corre el riesgo que se instalen entendiendo cualquier cosa. Esto es un poco lo que ha ocurrido con el concepto de Responsabilidad Social (RS) en la Patagonia Austral. Aquí, donar camisetas de fútbol, regalarle por la prensa una casa a un empleado, pedir a las empresas que aporten para un evento musical de dos horas suele ser visto por gobernantes y determinado tipo de empresarios como sinónimo de Responsabilidad Social.

En Santa Cruz, particularmente desde el Estado, se habla de RS focalizando con exclusividad en el comportamiento de las empresas y referenciando medio ambiente, seguridad laboral en empresas y contribuciones en dinero indiscriminadas para acciones de política pública.

La idea de los beneficios para el Desarrollo de las comunidades se enuncia en forma difusa como excusa para demandar Responsabilidad Social Empresaria (RSE) que es focalizada como obligación específica de las grandes empresas trasnacionales. Las empresas nacionales, regionales, las Pymes, el Estado, las ONG no forman parte del concepto resignificado en el lenguaje.

En la Argentina la RS en general y la RSE en particular se han instalado fundamentalmente en el mundo empresarial y en menor medida en el Estado. Las consecuencias ambientales y la globalización de la economía trasnacional han permitido el esfuerzo de una serie de instituciones líderes como el IARSE, Poder Ciudadano, la UBA (Universidad de Buenos Aires), los Institutos de Normalización  IRAM,  ISO,  VALOS y el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires  que promueven la RS como práctica profesionalizada.

En nuestra perspectiva, creemos que en la Argentina en general y en Patagonia en particular, queda mucho por hacer para discutir e instalar un concepto que tiene sus controversias y algunas potencialidades.

Tal vez, el excesivo énfasis de focalizar en indicadores centrados en el mejoramiento de la calidad de las empresas, explica por qué no se analiza en otros campos y en la medición de indicadores. Insistimos en el comportamiento del Estado, de Las ONG, de la Pequeña y Mediana empresa local, de los medios de comunicación, de la propia Universidad Pública y Privada.

En consecuencia, existe cierta ineficacia en la forma de implementación vigente del concepto de  Responsabilidad Social y en particular suponer que la RS  es sinómimo exclusivo de RSE y entender que RSE  es  todavía  donaciones o formas de filantropía fragmentadas.

Particularmente desde el Estado, donde la reproducción de la economía del subsidio se encuentra institucionalizada sin lograr como alternativa posible la recuperación de la  cultura del trabajo y producción, la RS es reclamada a las empresas y no al propio Estado.

En las sociedades se han internalizado en tres generaciones la cultura de subsidio y el clientelismo  como mecanismo de reclamo de Responsabilidad Social en forma unilateral y con énfasis en las empresas. Estas a su vez, ceden recursos y programas que no siempre resultan adaptados a los estándares de RSE internacional y sí resultan adaptados al marketing estratégico.

 

La Responsabilidad Social tiene su origen en el corazón del Capitalismo Financiero

Desde el mundo empresarial con presencia en la Región, no siempre se sabe muy bien como incorporar en la RSE a las Sociedades complejas e insatisfechas. Al no existir conocimiento de las tramas sociales y económicas locales, existen casos hasta el extremo que la RSE reemplaza a las Secretarias de los Estados Municipales.

La responsabilidad es atribuida a un actor: Las empresas capitalistas “el pecado de las empresas” capitalistas les exige redimirse complementariamente a sus impuestos”. Es como si “hacen pelota el medio ambiente, que paguen”.  El eco de esta gran confusión sin “conceptos” se reproduce en medios oficiales y alternativos por la vía dicotómica “amigo/enemigo”.

Lo cierto es que el concepto tiene su origen, desarrollo y actual divulgación en el seno de las relaciones de tipo capitalista.

Una respuesta preliminar nos informa que el concepto comienza a divulgarse desde mediados de los 90´del seno del propio capitalismo a través de la Promoción del Concepto RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. Así una mirada inicial aceptaría que estamos ante un sentimiento de culpa de los cultores del capitalismo salvaje ante la sistemática destrucción que se viene haciendo de la naturaleza.

Ya hace unos cuantos años, un ex gerente de SONY dedicado a la RSE en Brasil nos enseñó que el flujo de capital en el mundo previo a la globalización, es decir hacia 1970, alcanzaba estar en poder de los Estados Nacionales en un 70% y los hombres o magnates del mundo capitalista controlaban alrededor del 30%.  Sin embargo, para el año 2009 asumía -de acuerdo a sus estimaciones- que los gobiernos del planeta controlaban alrededor del 20% y el 80% se encontraban en manos de Privados. (Fuente: Marcos Magalahe. Pdte  Instituto de Co- responsabilidad  para la Educación-ICE Brasil)

Las conclusiones acerca de la calidad de los gobiernos de los Estados son indiscutibles ante las cifras enunciadas para entonces. Se imagina el lector que estará sucediendo en 2015 con los capitales globales?. Nos preguntamos entonces ¿Hay alternativas para utilizar el concepto de RS no restringido a metas empresariales, usos difusos u otros?

 

Visión crítica del concepto de RS

En un enfoque más conceptual, la RS en general y la RSE en general, no está ni deben permanecer exentas de críticas. Estas provienen básicamente de las Ciencias Sociales críticas, pues desde las Ciencias Económicas tradicionales el concepto suele pasar inadvertido y simplemente se divulga y aplica.

Los enfoques críticos sostienen que los cultores de la RS proponen el debate del concepto y luego eluden la discusión a favor de una estricta racionalidad instrumental. Otra crítica razonable propone que la RS es corolario del concepto de sustentabilidad del desarrollo y su mérito de centrar en los avances de la tecnología el cuidado ambiental al caer en manos del mercado cambio el sentido.

Algunas reflexiones

Creemos seriamente que la responsabilidad social puede ser trabajada como un concepto transversal de la ciudadanía social y corporativa (gobernanza), la cultura política (prevención de la corrupción) y el capital institucionalizado (valores sociales).

Si el concepto en Santa Cruz exige hablar de capitalismo, entonces existe también la necesidad de construcción de actor empresarial capitalista como condición básica para superar la concepción mercantil y de la economía rentística y del subsidio que hoy es el aire que se respira en público y se critica en secreto.

A su vez la responsabilidad social empresarial, exige ser construida desde lo local y necesariamente debería estar asociada a la sustentabilidad ambiental, social y económica. Un cambio de percepción de la RS exigiría en nuestras latitudes incorporar la participación ciudadana en la definición de planes de RS.  Creer que un Gerente de empresa es el depositario de la RS es creíble solo en la cabeza de “cipayos” que los hay, los hay.

Es también necesario que la Universidad encare Programas de divulgación e implementación de Herramientas de gestión como ISO 26.000, y no como estrategias de defensa, sino como herramientas de compromiso con la propia sociedad en las que impactan ambiental, social y económicamente las empresas de capital transnacional de distinta naturaleza.

Es aquí un desafío para las Ciencias Sociales es el incorporar una perspectiva Antropológica social e histórica en la comprensión de las culturas organizacionales empresariales. Reducirlas a una cuestión de la economía tradicionalmente entendida como empresas productoras de ganancia y desigualdad social remite a ceder la soberanía del concepto a la hegemonía de los contables y por supuesto abiertamente al neoliberalismo.

 

Fuente: Consultora Empoderar RS (empoderar.rse@gmail.com)

 

 

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