Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

“Comunidad urbana Mapuche – Tehuelche Kuifike Kimün de Puerto Deseado”

ISSN 2422-7226

Entrevista a la Lic. Graciela “Llanquinao” Tranol descendiente de la cultura Mapuche

Los ciclos de la vida de los descendientes de los pueblos originarios generan experiencias de reencuentro con el pasado silenciado y no visible de la familia y la pertenencia cultural. Este es el caso de nuestra entrevistada, quien es representante de estas comunidades nativas del territorio y quien ha comenzado desde hace unos años a reconstruir sus orígenes y a tomar contacto con las culturas “indígenas”. Un testimonio viviente que trasmite una experiencia de reencuentro con el pasado propio y desconocido, cuya intención es la de recuperar la herencia y tomar contacto con la política indigenista.

(Año 1 /Edición 47 /25 de mayo de 2015 /Puerto Deseado). En la provincia de Santa Cruz, existen Comunidades del Pueblo Mapuche: Kopolke (Zona rural – Las Heras), Camusu Aike, Francisco Vera (Zona rural – Las Heras), Limonao (Zona rural – Las Heras), Millanahuel (Río Turbio), Willi Mapu (Caleta Olivia), Newen Mapu (Caleta Olivia), Millaqueo (Zona rural – Las Heras); y del Pueblo Mapuche – Tehuelche: Fem Mapu (Puerto Santa Cruz), Nehuen Mullfüñ (Pico Truncado), Kuifike Kimun (Puerto Deseado); y otras dos en proceso de conformación Dela Zetken (Pueblo Tehuelche. Puerto Santa Cruz) y Kiñe Rakizuam (Pueblo Mapuche, Rio Gallegos).

Con distintos propósitos estas comunidades se reúnen y luchan por los derechos de los Pueblos Originarios. En esta entrevista daremos a conocer una comunidad instalada en Puerto Deseado, que reúne a cinco familias descendientes del Pueblo Mapuche y Tehuelche, en donde su propósito general es comenzar un proceso de “visibilización”.

“Una Worken mapuche de Puerto Deseado”

Worken en mapuche significa “integrante de comunidad”; cuando le preguntamos a Graciela cuál es su grado de representación en esta comunidad, nos explica que la jerarquía la indica la “sabiduría de la vida, y esta sabiduría es la que tienen nuestros ancianos; es el ciclo de la vida, yo solo soy una hermana más”.

Nuestra entrevistada es madre de 5 hijos, Licenciada en Enfermería y ejerce su profesión desde hace 32 años; es hija de un mapuche originario de Temuco (Chile) y de madre huinca (blanca). Nos relata la historia de su padre quien llega a la Argentina a los 14 años en búsqueda de una nueva vida. Tras obtener una nueva identidad adoptando el apellido de su abuela materna, se estableció en Choel Choel (Río Negro) y allí constituyó su familia.

Años después, alrededor del año 1972 emigrarían hacia la localidad de Comodoro Rivadavia, lugar en donde se encuentran descansando en paz sus restos. La entrevistada nos cuenta que cuando su padre llegó al país no tenía ni arte, ni oficio, ni mucho menos documentación. En Comodoro se dedicó a ser pintor y de esta manera ella y sus dos hermanas se criaron y fueron a la universidad.

Graciela nos expresa que poco sabe de su padre en relación a su cultura, a sus años de vida en la comunidad y de los motivos que lo llevaron a abandonarla. Hace más de tres años manifiesta haber sentido el “llamado de la sangre” y enfatiza con sus ojos cargados de emoción: “el camino de regreso lo estoy haciendo yo de volver a mi historia”.

OC: ¿Cómo llegas Graciela a reencontrarte con tus orígenes indígenas?

GT: “Hace cuatro años aproximadamente me encontré en facebook con una bandera mapuche y me atrapó esa imagen, sentí algo en la sangre. Las redes sociales marcaron mi vida. Fue también en las redes sociales que encontré a toda mi familia en Temuco. Allí me encontré con Marisa Tranol, a quien cuando la encontré en el face y le pregunté si era hija de Arturo Llanquinao o Arturo Tranol, y resultó entonces que me encontré con mi prima y mi tío, un hermano de mi papá. Ella me puso enseguida en contacto con él, que vive en Río Colorado, y a partir de ese momento empecé a conocer al resto de mi familia”.

“El llamado de la sangre fue tan fuerte y comenzó una ola en que la familia empezó a reencontrarse”. De esta manera, Graciela nos relata cómo fue el reencuentro con su familia, sus raíces, pero por sobre todas las cosas con su identidad, e intenta explicarse utilizando la siguiente frase de una composición del “Gato” Oses: “[…] volver a tierras lejanas, el llamado de la sangre es tan fuerte, que también tira fuerte en el alma […]”.

“Yo estoy haciendo un proceso de visibilización de mi cultura. Mis primos también están en este mismo horizonte, sin embargo mis hermanas no se sienten mapuches”. Al reflexionar sobre el “no reconocimiento” de la identidad, Graciela nos expresa que ese fue quizás el efecto colonizador. Nos comenta que muchos descendientes, sienten vergüenza de su aspecto físico, de sus apellidos, de sus descendencias. En el caso particular de su padre nos relata que al llegar al país se cambió el apellido y dejó de hablar en la lengua mapuzungun.

OC: ¿Nos podes comentar acerca de la organización que integras en Puerto Deseado?

GT: “Somos una comunidad urbana Mapuche-Tehuelche, llamada Kuifike Kimün, integrada por personas que se sienten originarios. Se trata de distintas familias que han pasado estas etapas de transición de volver a sus orígenes haciéndose visible en la sociedad huinca. Nuestro trabajo se caracteriza por ser horizontal; la verticalidad esta en los más ancianos. Moisés Meliñanco habla la lengua por transmisión cultural de su abuela, pues sus padres al ser discriminados debieron abandonar la lengua”. Comenta Graciela que es esta una tarea difícil, ya que en textuales palabras manifiesta que “la lucha de poderes traspasa a las comunidades”.

“Estamos en un proceso de fortalecimiento de la comunidad. Hasta ahora tenemos presencia y trabajamos por el rescate cultural. Hemos hecho varias ceremonias. A nivel provincial participamos en el Programa de Educación Intercultural Bilingüe, que busca transmitir la lengua en las escuelas con aportes de las comunidades. Nuestra propuesta es trabajar como promotores lingüísticos en Santa Cruz. Hay gente que sabe mucho, que participa. Me gustaría que ese trabajo se institucionalice y sean pagados”.

OC: ¿Cuál es la agenda de trabajo de tu Comunidad?

GT: “Visibilizarnos, salir de… decir acá estoy… YO SOY Llanquinao – Tranol- Acuña. Lo que podamos con mis hermanos visibilizar de nuestra tradición, de nuestras ofrendas a la tierra, de nuestra familia. Expresar el amor a la tierra, a las plantas, a los animales. Amar la naturaleza por sobre toda las cosas. El mapuche es anti consumista. Nos encontrarnos entre hermanos y nos solidarizamos, queremos compartir el espacio, estar juntos”.

“En mi caso particular, y yo como Graciela Llanquinao Tranol, quiero involucrarme en política para hacer política indígena de una vez por todas, para que bajen programas de salud, de educación, de viviendas a las comunidades. Queremos recuperar nuestras tierras, nuestra cultura. Nosotros no vivimos en zona rural, y los que habitan en ese tipo de zonas, muchos de ellos, han sido desalojados, donde los poderosos se han quedado con lo que les pertenecían a nuestros hermanos”.

En relación a Puerto Deseado, menciona: “no quiero huincas en espacios donde deberían estar los pueblos originarios. Queremos que el Gobierno se involucre pero en un lugar de participación”.

Nos menciona que en el caso de las comunidades de Kopolque y Camusu Aike han recuperado tierras. Y enfatiza prácticamente con dolor que muchos hermanos por no tener herramientas para entrar en la sociedad dominante han y quedan relegados socialmente. Comenta que muchas mujeres originarias ocupan lugares de trabajo en el servicio de limpieza y planchado. “Estoy en condición de prepararlas”, expresó enérgicamente.

OC: ¿Qué cosas le cuestionarías al Gobierno Nacional y Provincial en relación a la agenda de los derechos de los pueblos originarios?

GT: En relación al primero, expresa: “el Gobierno Nacional hizo algo. Pero para tener representatividad o sea para trabajar por las necesidades hay que involucrarse. Hay una deuda con los pueblos originarios. En Formosa hubo desalojos, se han talado muchos árboles. Las sequias no son gratuitas”.

Acceder a mayor calidad de vida es un derecho humano, que no distingue clases, etnias, ni religiones, pero en relación a los recursos individualmente asignados a los pueblos originarios menciona que estos existen para financiar distintos programas y que por alguna razón u otra no llegan a la Provincia; expresa, de este modo, que esto sea porque quizás no se gestionan. “Hay un porcentaje de regalías petroleras que deben ser destinados a los pueblos originarios para mejorar sus condiciones de vida. Desconocemos mucho acerca de esto”.

Por otro lado, realiza una fuerte crítica al Gobierno Provincial ya que a partir de la creación de la Dirección Provincial de Pueblos Originarios, se han generado conflictos en cuanto a quién debía ser la persona que los represente. Comenta que el lugar fue ocupado por designación discrecional de la Ministra de Desarrollo Social Gabriela Peralta y no por la voluntad y el reconocimiento de sus pares, por lo cual considera que las comunidades no están siendo representadas, y a consecuencia de esto, poco se está haciendo.

En todo momento de la entrevista, Graciela, enfatiza su necesidad espiritual de involucrarse en la política indígena, y realiza una diferenciación con la política partidaria. Fundamenta su decisión casi irrevocable, a pesar de que aún no encuentra su espacio afín de participación, de que el indígena es pobre y que no tiene recursos económicos para pelear por sus derechos ante los grandes grupos de poder. “Quiero acompañar causas, no seguir personas”.

Tras comenzar a recuperar su identidad, la historia de sus raíces, reencontrarse con su familia paterna, Graciela reconoce que esto le ha cambiado la vida, y quizás esto de practicar la política indígena será una manera de luchar por la historia acallada de miles de hijos descendientes de pueblos originarios y comenzar trabajar en una agenda organizada de derechos humanos, para que definitivamente esta cultura no sea olvidada y sea respetada.

Por el Equipo Editor de Observador Central.

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