Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Honorable Concejo Deliberante de Río Gallegos con Identidad Reforzada

ISSN 2422-7226

Río Gallegos, 06/10/14. En Río Gallegos llaman interior a todo lo que no es de Capital. En este razonamiento socio céntrico todo  lo que no es de allí es periférico.  Observador Central  comenzó a presentar sus credenciales locales desde la ‘periferia’ de la Provincia, y esto ocurría en medio de un microclima especial del  Concejo Deliberante. El día de nuestra visita  la ciudad era escenario de eventos que incluían o excluían  presencias y ausencias de funcionarios locales, provinciales o nacionales. En medio de estas escenas de  territorialidad y de  relaciones de poder, realizamos un acercamiento a   un ámbito del que hay algo o mucho que aprender. Aquí destacaremos algunas claves que nos llevan a poner en valor democrático a un poder del  Estado que redime en claras condiciones de turbulencia política el valor de la institucionalidad de manera muy particular.   

Premisa  comunicacional de la ‘periferia’  que observa

¿Cuál es el sentido actual de los Honorables Concejos Deliberantes además de ser objeto de escrutinio cotidiano ante la opinión pública?. Al acercarnos a conocer sobre la  agenda de los problemas públicos de la ciudad capital, nos  encontramos con ediles  con templanza, aplomo y profesionalidad, y en otros casos, en alerta al hablar con quiénes nos presentábamos para comenzar a conocernos. Rápidamente  comprendemos que entre la labor de la agenda pública,  la exposición ciudadana diaria,  y la vigilancia de ciertos medios  que los evalúa a diario, se  trata de hombres y mujeres que en lo local,   representan la última línea de defensa de los intereses de los ciudadanos cuando las instancias superiores se hubieran agotado.  Y esta parece ser la principal preocupación transversal que los unifica desde la diferencia de extracciones e internas partidarias.  Los alertas son fáciles de explicar: sus personas son  objeto de  calificación y descalificación  que caracteriza cierta tendencia  de opinión de la ciudad Capital. Este fenómeno no es raro, desde que en la  escena nacional   Néstor Kirchner  hizo conocer  Río Gallegos, y  con ello colocó en la mira a propios y ajenos.  Más allá de las razones personales o comerciales, lo cierto es que  en una provincia donde casi no existe el periodismo profesional de investigación, quienes ocupan ese lugar se instituyan en juez y verdugo  de quien han definido como objeto de destrucción personal con o sin razón.  Entendida así las cosas,  nuestra primera mirada sobre el Concejo Deliberante de Río Gallegos, se concentrará en algo más ‘superficial’: La Institucionalidad observada en un “clic” que desde la periferia casi  ingenua de Observador Central  buscamos conocer y comprender.

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Las fuerzas políticas  que la ciudadanía  de Río  Gallegos observa atenta

Actualmente es Presidente del  Cuerpo Pablo Grasso, quien además  ha sido elegido  Presidente del Foro de Concejos Patagónicos. Grasso  comparte su pertenencia de bloque del FVP con María Laura Santamaría, Carlos Figueroa y Rosana Larcher. Por su parte la Unión Cívica Radical  está representada por Pablo Leandro Fadul, Juan Antonio Fernández (con licencia por enfermedad pero activo en la labor legislativa) y Jorge Santiago Gareca.   De los seis concejales en ejercicio, la imagen que se nos presenta revela  situaciones constantes de   convivencia entre las demandas sociales y la turbulencia   de las  tramas políticas nacionales, provinciales y locales que les toca vivir por su cercanía  con las relaciones de  poder radicadas en la ciudad capital, especialmente para el caso del Frente para la Victoria que debe convivir entre el desempeño del Intendente constitucional y  la compleja tarea de Máximo Kirchner de intentar construir un perfil escénico en una ciudad  que es  controlada mediáticamente por la prensa nacional.  Entre la  fragmentación de internas a las que son arrastradas por el contexto, la  autocrítica no está ausente y menos asumir que se encuentran en un “cuello de botella”.

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Problemas comunes a otros Concejos Deliberantes

Pero además de su situación institucional, observamos que comparten problemas semejantes a los Concejos de Zona Norte en temas claves de interés de la ciudadanía:   Las aristas de la infraestructura y de la inflación en materia educativa, la salud, la seguridad, la política de distribución de tierras, y los presupuestos públicos cuestionados.  Un dato no menor es el  espacio de funcionamiento del Concejo Deliberante.  Para cualquier visitante externo,  o desde el mal llamado interior en los discursos “socio céntricos”  de Río Gallegos  ingresar a ese  Concejo  revela dos detalles que hacen a la comunicación y a la institucionalidad. Primero, la crisis de infraestructura los ha dejado a todos conviviendo en un escenario cara a cara, empleados,  ediles y ciudadanos  están expuestos a encontrarse diariamente y casi sin darse cuenta transmiten al ‘extranjero’ una imagen de Institución del Estado de la ciudad capital; por otro lado,  su presidente nos advierte que la  labor del actual Concejo “va más allá de elaborar  Ordenanzas”, en parte este rol ha devenido de la turbulencia, pero también del uso de la creatividad y civilidad. Aquí queremos destacar el valor de la “la ciudad de los niños” y  la capacitación de los empleados para cualificarlos. Dos temas no menores  que  son dignos de rescatar en nuestro enfoque que busca  hacer conocer el sentido de la institucionalidad de los poderes legislativos del Estado y el sentimiento cívico del deber del funcionario público para aquellos que se toman licencia por cuatro años de su trabajo para abocarse a la difícil tarea de gestionar y velar por los derechos y deberes de los ciudadanos.

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Institucionalidad reforzada y Observada

El  refuerzo de la Institucionalidad  paradójicamente parece haber venido de la mano del   propio Intendente actual,   quien al utilizar como mecanismo la restricción de  fondos al poder legislativo local, generó en principio  una parálisis  al plan de infraestructura y funcionamiento, situación  errada de ejercicio de poder, que es casi común a muchos  Concejos Deliberantes de la Provincia. En el caso de los Concejales de Río Gallegos, la crisis les  obligó y  con independencia  de las   extracciones partidarias a  probarse en la gestión de recursos alternativos. Así lejos de producir el efecto de ahogamiento se debe a la figura de su Intendente  el   fortalecimiento de la identidad de los empleados municipales,   y entre estos y el cuerpo como institución. Pero no sólo eso, la conciencia del poder que puede ejercer un cuerpo  legislativo antes temas de Interés ciudadano  con independencia de la filiación partidaria, los deja mirándose cara a cara con los vecinos de Río Gallegos que le demandan velar por transparencia para mantener la confianza.

Honorable Cámara de Diputados, por allí vamos…

Ante la declaración de incompetencia del  Tribunal de Cuentas y Tribunal de Justicia, todos los poderes del Estado  seguirán quedado  sujetos a la ‘justicia  mediática’  y la evaluación ciudadana.  Así  mientras  continúa el debilitamiento de la Instituciones del  Estado (tal cual comentábamos en nuestra edición anterior), la institucionalidad de la legislatura Provincial deberá  jugar un rol histórico que trate la particularidad de hechos de poderes ejecutivos como el que transcurre en Río Gallegos. Cualquiera sea el derrotero de sus resoluciones  presentes o futuras antes de Octubre del 2015  deberá tomar  definiciones políticas  en ausencia del funcionamiento de la Justicia como tercer poder, que debería obrar en el derecho de defensa de quienes son acusados y quienes presentan acusaciones. El  riesgo de efecto cascada sería irremediable ante cualquier decisión adversa a un Intendente, de allí  que  todo tratamiento  constitucional puede llegar a destiempo, mientras la institucionalidad de los ejecutivos se transforme en un tema de campaña.

Con todo se trata de un hecho inédito en la historia institucional de  la Provincia de Santa Cruz, pues el reforzamiento  a partir de las  crisis de relación entre legislativos y ejecutivos, han generado  una suerte de empoderamiento del poder legislativo.  Casi con seguridad se esperaría lo mismo del poder legislativo provincial.   Hoy los interés de los ciudadanos se intentan resguardar desde una Institución que es menospreciada desde los Ejecutivos Municipales, desde la prensa local, desde el Gobierno Provincial y la palabra final parece que va a estar en el legislativo provincial.

Por Ignacio Guillotin para Observador central

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