Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Tengo un impostor en casa

ISSN 2422-7226

Año 5 / Edición XXXII / Caleta Olivia / 20-09-2020 / ISSN 2422-7226

Por: Runachay Fauna

En este y futuros artículos vamos a hablar un poco sobre alguno de los grupos más traficados que tiene Argentina y los efectos que el tráfico tiene en las poblaciones silvestres.

Vuelos de libertad

Las aves han captado nuestra atención desde tiempos ancestrales. Estos animales se encuentran presentes en las diferentes culturas del planeta como parte de mitos y leyendas, rituales, canciones y cuentos, actividades de recreación, alimento y mascotas.

Claramente constituyen uno de los grupos animales más sorprendentes. Para empezar, se encuentran en casi cualquier ambiente del planeta: desde las altas cumbres de las montañas, hasta el mar abierto, y desde las selvas tropicales a las frías tierras de los polos. Como si esto fuera poco, presentan plumajes de todo tipo y color, vocalizaciones melodiosas y diversas, y la envidiable capacidad de volar de la mayoría de ellas.

Quizás estas características fascinantes de las aves se encuentran más fielmente representadas en un subgrupo, al que denominamos Passeriformes. Como su nombre en latín nos indica, “Passer” significa gorrión y “formes” significa forma, por lo que los Passeriformes son aquellas aves “que tienen forma de gorrión”. En su totalidad, abarcan a más de la mitad de las especies de aves del mundo y es el grupo de vertebrados terrestres más diversificado.


Gorrión (Passer domesticus) – Foto: Shiv´s fotografía

A los Passeriformes se los conoce comúnmente como pájaros o aves canoras. En su mayoría son de pequeño tamaño, pero con un gran rango que va desde los 6,5 cm hasta los 70 cm. Su dieta es muy amplia: consumen insectos, granos, hojas, néctar, frutos e incluso pequeños mamíferos.

Debido a las características que nombramos al comienzo, como su plumaje vistoso y canto melodioso, los pájaros son particularmente solicitados como mascotas, lo cual los convierte en víctimas de tráfico ilegal de fauna. De hecho, son tan demandados como mascotas que constituyen el grupo de animales más traficado del mundo. Y nuestro país no es la excepción.

Rey del Bosque (Pheucticus aureoventris) en jaula – Foto: Gabriel Orso

Argentina es uno de los países que más animales silvestres exporta, moviendo 100 millones de dólares por año. Los pájaros son los animales que más abultan estas cifras. Algunas de las especies que sufren especialmente esta problemática son: Reinamora, Cardenal Copete Rojo y Amarillo, Jilguero Dorado, Rey del Bosque, Cabecitanegra, Federal y Zorzal.

Reinamora Grande (Cyanoloxia brissonii) como mascota – Foto: Michael Kranewitter

Muchas especies de Passeriformes están amenazadas e incluso en riesgo de extinción por el tráfico ilegal de fauna, como es el caso del emblemático Cardenal Amarillo (Gubernatrix cristata). A pesar de que en la Argentina la tenencia del Cardenal Amarillo se encuentra prohibida por ley, la demanda del ave como mascota sigue estando presente en nuestros días. Esta continua actividad ha provocado que hoy encontremos tan solo mil a dos mil ejemplares en libertad.

Cardenal Amarillo (Gubernatrix cristata) en libertad – Foto: Gabriel Orso

Es por todo esto, que resulta importante (y urgente) comenzar a valorar la importancia de conservar a las aves y los ambientes en los que habitan. Las aves cumplen funciones muy importantes en los ecosistemas, beneficiando incluso al ser humano, actuando como controladores biológicos de insectos plaga, como polinizadores de plantas de valor comercial, como dispersores de frutos y semillas, conformando así la delicada red que sostiene la salud y el bienestar de los ambientes.

Actualmente, actividades crecientes a nivel mundial como lo es la observación de aves o “birdwatching” fomentan la conexión con la naturaleza a través del disfrute de las aves en sus ambientes, contribuyendo así a su conservación y a la economía de las diferentes regiones. Los observadores de aves contribuyeron con 36.000 millones de dólares a la economía estadounidense en 2006, y una quinta parte (20%) de todos los estadounidenses son identificados como observadores de aves. Se estimó que en un Parque Nacional de Turquía los observadores de aves gastan hasta 103 millones de dólares al año. Esta actividad mueve anualmente a más de 120 millones de personas en viajes alrededor del mundo.

Particularmente en Argentina, la observación de aves comenzó a practicarse de forma masiva hace relativamente pocos años, sin embargo se calcula que más de 20 mil personas comparten este hobby en el país. Además, nos estamos posicionando como un centro turístico de avistajes de avifauna a nivel internacional con cerca de 50.000 turistas extranjeros al año. Se estima que los observadores gastan en Argentina entre US$ 250 y US$ 400 diarios y sus estadías oscilan entre los 4 y 7 días en el destino.

Grupo de avistadores de aves en Córdoba – Foto: Miguel Cura

Disfrutemos de sus colores y sus cantos en libertad, no en una jaula. El presente y futuro de la humanidad depende, en gran medida, de la conservación de los ecosistemas y todos sus habitantes.

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