Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

El caso Veladero: exige una autocrítica del sector

ISSN 2422-7226

En la presente edición, compartiremos con nuestros lectores una publicación del periodista Claudio Gutiérrez, quien reflexiona sobre el valor de la Comunicación Responsable, Oportuna y Trasparente, no solo como política corporativa sino como obligación que se tiene para con los ciudadanos.  Algo que la Barrick debiera haber ejercido con la Comunidad de Jachal y las otras Comunidades de influencia de su proyecto Veladero.

 

(Año 2 / Edición Nro. 67 / 12 de Octubre de 2015 / Capital Federal)

Desde lo que pasó en Veladero. Seguro que en este aspecto habrá coincidencias. Me arriesgo a decir que a todos los que están involucrados activamente en el desarrollo minero, este hecho les pegó fuerte.

Quienes siempre defendieron el valor social del desarrollo minero, la noticia no los confunde, esta situación sólo demostró que la convicción y la razón de sus posturas siguen siendo sólidas y virtuosas. Pero duele, que ese “descuido” de la empresa Barrick, les haya arrebatado lo más trascendente y compacto que habían cosechado en 15 años de sembrar certezas para con la industria. Eso fue vulnerado. Se rompió la confianza social.

El “descuido” de Barrick se llevó puestas todas las afirmaciones de la seguridad industrial del sector minero.

A pocos les importó que haya otros yacimientos operando sin ningún tipo de accidente similar. Nadie, aún al más fervoroso comunicador bien rentado, se le ocurrió analizar que este accidente en Veladero no debe echar todo por la borda. Aún con este derrame de agua cianurada, existen empresas y yacimientos que han trabajado bien. Con seriedad y cautos.

Hay otros yacimientos, más reducidos en comparación industrial, que han hecho las tareas bien. Que son consecuentes con lo que profesan. No proclaman hacer “una minería responsable”, y sí lo concretan en el día a día y con la mayor transparencia.

Quizás hoy, quienes podríamos pararnos ante la impresentable minera canadiense y “cantarles las cuarenta”, resaltando viejos escritos desde donde se documentó que este estilo de operaciones “tipo Barrick” son eso. Pura pauta, fantoche adquirido a través de publicidad. Siempre hicieron eso. Nunca comunicaron, siempre anoticiaron o llenaron de spots publicitarios impecables y vacíos de contenido.

Entonces ¿Podíamos esperar que esta empresa, en una situación de crisis como la contaminación realizada, sea diferente a su cultura demostrada en 10 años? No.

El mismo empleado jerárquico que, diez días después relata los hechos, corrige sin tapujos lo que él mismo escribió y responde sin ningún tipo de autocrítica los errores involuntarios, sin duda fue lamentable.

Un defensor de esta empresa desafiaba ¿Y qué tendría que haber dicho? Sencillo: Nos equivocamos. Se cometieron graves errores en la construcción. Teníamos un sistema deficiente, desprovisto de nuevas y precisas tecnologías.

Nada de esto ocurrió. Para que la sociedad permita recomponer la situación con la minería habría que reconocer, como primer gesto, lo que pasó.

A nadie le entra que si hoy la tecnología permite que cualquier vecino monitoree desde su celular lo que sucede en su domicilio o negocio, una empresa de la magnitud económica de Barrick no posea sensores, monitores, seguridad in situ o tecnología para controlar su planta. Es inaudito. Desde el sentido común y desde el mismo Estado deberían emitir rigurosos castigos administrativos, económicos y públicos. Sin dejar de abonar las decisiones que asuma algún día la justicia que atiende el caso.

Pegarle donde más le duele a esta empresa: con castigo económico, fuertes multas y juzgarlos al mismo tiempo. No sólo por el posible daño ambiental, ¡Por dar información dudosa al soberano! Por la gente de buena voluntad que confió y, con este episodio de compuertas abiertas y fuga de cianuro, demostró que nunca los personajes que componen la gerencial de Barrick practicaron una “minería responsable”.

No sólo pusieron en juego la credibilidad social hacia la industria, pusieron en riesgo el prestigio de quienes los defendían. ¿Quieren más? generaron pánico en distintas comunidades. Nadie quiere beber cianuro, aunque se demuestra que no hubiera tenido efecto. La desesperación que genera la angustia y el desconocimiento no permite razonar.

La gente entró en sobresalto y al mismo tiempo les causa estupor que para defender a la empresa haya profesionales que sugieren que medio vaso de agua cianurada no hace nada. Esto fue pirético. O también escuchar un comunicado de supuestos profesionales que opinan desde un comunicado que hizo la empresa. ¿Cómo puede confiar el hombre común, el hombre masa, ante semejantes actitudes? Imposible.

Como industria, la minería deberá replantearse muchas cuestiones. Para empezar, cómo se retoma la relación con la sociedad. Cómo se comunica la realidad de un sector productivo esencial para la vida de estos días.

Entender que generosas pautas publicitarias no sirven para época de crisis. Que las nuevas tecnologías de la comunicación no entienden ni cuadran con generosas publicidades que en algunos casos, sólo silencian temporariamente.

Deberán recurrir a otros métodos más eficientes y económicos: hacer todo de cara a la sociedad.

Es muy raro que no se haya llamado a una gran reunión multisectorial para hacer una autocrítica y decirle a la sociedad no sólo “lo lamentamos”, hay que expresar otros pensamientos. Como por ejemplo que los proyectos sean monitoreados por Universidades y que sean de exposición pública. El uso de los recursos naturales demanda transparencia y no simbólicas comparaciones. Que no quede todo en la relación Estado-empresa, por eso de los posibles arreglos. Hay que establecer que las universidades prestigiosas y de mejor calidad en Seguridad e Higiene sean las que, por concurso, ganen el monitoreo y cumplan rol de contralor. Estas son sólo ideas que brotan desde la propia ignorancia que puede desprenderse de un simple narrador.

Algo hay que hacer. El silencio es cómplice. No basta un comunicado escueto e intrascendente. Esto exige la imperante necesidad de establecer una comunicación en crisis. Un trabajo de manual donde actúen especialistas y abandonar por una vez a los especialistas en generalidades que pululan en el sector minero argentino. Hay que proponerse ser serios porque esta situación es seria.

Ya se sabe lo que pasó con Esquel. No permitan que el miedo acabe con las esperanzas de Mendoza y de la misma Chubut. Donde recientemente el gobernador patagónico se refirió a la sabiduría del pueblo de Esquel al rechazar la minería en marzo de 2003.

Pero, sucede, que a diferencia de hace doce años atrás, ahora hay antecedentes, gracias a Barrick.

El Papa Francisco siempre resalta el valor evangélico del arrepentimiento para comenzar el camino de la recomposición del cuerpo y el alma para con Dios y los hermanos. Y pone en el mismo nivel el poder de la autocrítica para cambiar la tentación de optar por la más fácil, por el atajo tentador. El camino de recomposición de las relaciones es largo. Sólo exige sentido común y verdad.

Por último hay que recalcar, tal como se describe al principio que a Barrick le penará más, si a este “descuido” se lo castiga en donde a ellos más le molesta y duele, el castigo económico que repercutirá en el valor de sus acciones

  

Por Claudio Gutierrez. 

FUENTE: Prensa Geominera, Edición Nro. 193 del mes de octubre 2015 

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