Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Responsabilidad social minera y educación en Santa Cruz

ISSN 2422-7226

Provincia de Santa  Cruz, 25/08/14. 

Mitos y realidad sobre la Capacitación en Minería Metalífera

En los últimos años, producto de las crecientes demandas laborales del entorno, sobretodo en la  zona norte de Santa Cruz el Estado, las empresas mineras, los actores sociales vinculados a la actividad, proveedores, sindicatos  y  trabajadores demandan capacitación a corto plazo. Paralelamente la capacitación es una preocupación a ser incorporada en las políticas educativas  en el marco de la Educación Técnica y Formación Profesional. Esta última lejos de posicionarse como espectadora deberá tomar las riendas de transformar el mito en realidad ¿Cuál es la verdad de esta dimensión de la educación en Santa Cruz?  

Una serie de vivencias profesionales nos  han llevado a examinar la   RSE, dónde la educación suele presentarse como núcleo prioritario demandado y señalado como un proceso en marcha. Ahora bien, si  entendemos preliminarmente que la  educación representa un proceso de promoción personal para una mejor calidad de vida, no podemos dejar de interrogarnos ¿esto es realmente así?; ¿Son las empresas socialmente responsables en un sentido amplio o sólo realizan acciones de compromiso social esporádico?, ¿Es sólo la responsabilidad de las empresas o es una cuestión de todos los actores que viven de la minería metalífera?

La Minería de metales en Santa Cruz

A pesar de las diferencias en sus características técnicas, financieras; temporalidades y culturas organizacionales divergentes, la industria metalífera es una actividad extractiva que se ha expandido en nuestro país desde los ’90. En Santa Cruz la misma se incorpora   como parte de una realidad donde coexisten una diversidad de actividades económicas como la ganadería, el  petróleo, el turismo y la pesca dónde un punto en común en todas las actividades extractivas y de servicios lo constituye la necesidad de formación de recursos humanos.

En Santa Cruz, la empresa minera pionera remite los antecedentes a “Cerro Vanguardia”, una mina de oro y plata de la zona central de la Provincia que produce desde hace más de una década;  “Vanguardia” es definida  como “la escuela” de capacitación, ya que al ser puesta en producción en los años ´90  formó y capacitó a numerosos recursos humanos que hoy se desempeñan en diferentes áreas de la industria minera en todo el país y el extranjero. A partir del 2014, la inminente comunidad dónde “reina” la minería en Santa Cruz es Perito Moreno, al noroeste de la provincia que cuenta con la particularidad de tener en su zona de influencia directa tres empresas mineras de oro y plata: Minera Santa Cruz, Goldcorp SA y Patagonia Gold SA. Estas tres empresas    se encuentran en producción, siendo “Cerro Negro” un proyecto de alta envergadura y que el pasado mes de junio produjo su primera barra de “Dore”. Por su parte el Proyecto “San José” de Minera Santa Cruz se encuentra en producción por casi una década y representa un proyecto de mediana escala, finalmente el Proyecto “Lomada de Leiva” que desde el año pasado produce en menor escala respecto a las otras compañías.

La Mano de  Obra Santacruceña: Paradojas 

Según la base de datos pertenecientes a la Secretaria de Minería de la Nación,  la mano de obra que ocupa el sector minero ascendió del año 2002 de 97.500 empleos,  al 2011 con 517.500  empleos, En santa Cruz recientemente el Secretario General de AOMA informó que la industria posee cerca de 5000 empleos directos y 10000 indirectos, siendo esta industria una de las mayor crecimiento en la última década. Frente a estas cifras que se presentan como generosas, no deja de llamar la atención cómo  intendentes y legisladores, continúan reclamando  constantemente la necesidad de capacitación  en una actividad que no deja de declarar compromiso social.  Todo indicaría que lo que aquí se expresa como tensión silencia una cuestión de objetivos indicadores de desocupación frente a indicadores de costo beneficio que no se logra resolver en las relaciones entre Empresas y Estados.

Entre las declaraciones y los hechos

Ya nos decía la Presidente del Consejo Provincial de Educación Ingrid Bordoni allá por el 2005: “Sino trabajamos desde la capacitación, desde la formación Técnica, o preparamos a nuestros jóvenes, van a ser mano de obra barata. En la provincia de Santa Cruz tenemos un 15 por ciento de jóvenes que van a estudiar carreras universitarias y terciarias y el otro 85 por ciento que queda en la provincia, por lo que no nos podemos permitir no darles una formación acorde para su futuro”.  A raíz de esta declaración es posible preguntarse ¿Hay o no hay oferta de capacitación acorde a las necesidades de este nuevo modelo económico en la provincia de Santa Cruz?, en principio mi respuesta fue contundente: No.

La preocupación para el Estado Provincial se ha manifestado con cierta legitimidad alcanzada con la sanción durante el 2010 de la  Ley 3141 de “Creación de registro único de trabajadores de la actividad petrolera, minera y pesquera de la provincia de Santa Cruz” o más conocida como la 70/30 obligando a las operadoras mineras a captar la mayor cantidad de mano de obra local. A pocos años de su sanción se podría argumentar que esta ley se convirtió rápidamente en un arma de doble filo al no disponer el propio Estado de ofertas educativas formales e informales de capacitación en actividades afines a la minería, y por ende por no producir anticipadamente a   mano de obra cualificada para el trabajo minero.

Hemos documentado que la mayor cantidad y calidad de ofertas en capacitación en zona norte vinculadas a la industria son iniciativas del sector privado, en dónde los actores del campo educativo aparecerían más bien como beneficiarios de las acciones empresariales. Claro ejemplo de esta situación lo constituye el reciente Convenio firmado entre autoridades de educación y sindicatos de zona norte para el acompañamiento de los trabajadores para lograr la terminalidad educativa a partir del Plan Nacional FinEs, dónde claramente fue expresado que la iniciativa fue promovida desde las bases trabajadoras de las actividades económicas que se desempeñan no sólo en minería, sino en el conjunto de actividades extractivas y no extractivas.

También resulta paradójica la existencia de anuncios que luego no se desarrollan, ejemplos de ellos son por un lado la creación de la Primer Escuela de Minería Subterránea en Mina Martha (Cercana a Gobernador Gregores en el centro provincial); y por otro el anuncio efectuado en la zona norte de TecSup como la primer sede en Argentina (En Perito Moreno) de este prestigioso centro de capacitación técnica del Perú que a la fecha no ha sido puesta en marcha. Otros antecedentes nos recuerdan el año 2005 cuando Minera Santa Cruz firmó un Convenio con el Consejo Provincial de Educación para articular acciones educativas orientadas a fortalecer mano de obra local con proyección en el futuro de la minería incipiente en ese entonces.  Esa iniciativa con visión de futuro que a casi diez años, pudo materializarse en sólo inicial y parcialmente, quedando los recursos económicos comprometidos y la especialización diseñada en los archivos del olvido. Más terrorífico resultó el anuncio en el 2012 cuando se presentó que Mina Martha   y que se vendió ante la sociedad y el Estado como un centro educacional. Sin duda este Proyecto Minero de Plata, sentó un precedente negativo     que lejos de pensar en procesos de capacitación en minería aspiraron sanamente a maquillarla con lo educativo, cuestión que podría estar enunciando las deficiencias de pensar la Responsabilidad Social en Educación, prescindiendo claramente de la deuda social y ambiental que pudieran haber dejado en el escenario provincial empresas como COEUR  que exploto intensivamente Mina Martha. Por último no podemos dejar de recordar el anuncio nunca ejecutado de Tecsup en Perito Moreno en las instalaciones que la propia minera santa Cruz construyo y cedió a la Provincia de Santa Cruz.

Aprender a trabajar en “equipo” 

Al examinar el tiempo de las declaraciones y las acciones del Estado y de las empresas comprendí que  predomina  una política fragmentada orientada a la formación de “mano de obra”, dónde la capacitación depende de los tiempos e inversiones que planifique cada empresa de forma individual y no colectivamente por la totalidad de actores involucrados.  Reflexioné que quizás ya no es tiempo de excusas ni de pensar en la debilidad existente en la cultura del trabajo de los jóvenes, en salarios  poco atractivos, ni tampoco considerar que el tipo de trabajo subterráneo, encierro y dinámica laboral de la actividad minera sean impedimentos para trabajar conjuntamente entre todos los actores  en pos de la capacitación y formación profesional en minería. Entendí que es necesario establecer políticas educativas que contemplen en su currículum el conocimiento sobre la minería como una nueva actividad económica que llega en la mayoría de los casos de forma comprometida dónde el desafío consiste en coordinar acciones en serio y con contenidos jurisdiccionales para que la capacitación deje de ser más mito, y se proyecte en una realidad.

Todo indicaría a esta altura  que el ritmo empresarial y  la necesidad de formación de mano de obra calificada no va al ritmo de la oferta disponible de trabajadores santacruceños, ni en la cualificación profesional, ni con los tiempos de los programas de formación, ni con los intercambios de experiencias. Desde allí surgen tensiones que van desde la imposición de medidas como multas, capacitaciones relámpago para rápidas inserciones laborales de resultados dispersos y diversos o el reclamo de la Responsabilidad Social como solo tema de empresas. El problema no es sólo de dos, sino del conjunto de los que reclaman  o están resultando actores directos: Estados Municipales, Empresas, Sindicato, Proveedores y ciudadanos, estos son el equipo.

Evitar que continúe esta forma de entender la Responsabilidad Social en Educación para desarrollar  productividad  o solucionar transitoriamente la desocupación de los municipios no termina con el problema. Todo indica que si la capacitación de mano de obra quiere perseguir algo más que formar mano de obra para exploración o producción minera, esta capacitación debe venir éticamente con una filosofía educativa que promocione al hombre santacruceño dentro de una industria para que supere su condición de obrero. Los esfuerzos aislados, el corrimiento de la responsabilidad sólo al Estado o sólo a las empresas y sin coordinación de una política educativa valiente, convertirá resultados en indicadores y las dimensiones de la ética, la calidad de vida y el medio ambiente como eje transversal de la cualificación  seguirán esperando en la base de la realidad para abordar nuevas “cumbres”.

Por Prof. Laura Córdoba para Observador Central  

  

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