Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Comienzos del movimiento LGBTIQ+ y la primera Marcha del Orgullo en Argentina

ISSN 2422-7226

Año 7 / Edición XLV / Argentina / 1-11-2021 / ISSN 2422-7226

Por el Equipo Editor del Observador Central

Se realizó por primera vez en el año 1992 y se celebra el primer sábado de noviembre de cada año, en conmemoración de la creación de Nuestro Mundo, el primer movimiento homosexual en Argentina. Además, la semana previa a la marcha se lleva a cabo la Semana del Orgullo, con una serie de conferencias y charlas relacionadas con la temática LGBTIQ+

La principal reivindicación de la marcha sigue siendo la lucha por la igualdad y visibilizar los reclamos, las conquistas y el orgullo de la comunidad LGBT por su orientación sexual, identidad y expresión de género.

Las principales conquistas de la comunidad LGBT en Argentina son el matrimonio entre personas del mismo sexo, la implementación de la ley de identidad de género y la derogación de los Códigos Contravencionales, que explícitamente criminalizaba a travestís y homosexuales.

En un nuevo día del orgullo LGBT+, es importante recordar los grandes hitos de esa comunidad en su lucha por la aceptación y la tolerancia en la Argentina, algo que en nuestro país se celebra sobre todo el 7 de noviembre, día de la Marcha del Orgullo. Pero fue una fecha anterior, el 2 de julio de 1992, la que quedó marcada en la historia como la primera marcha de la comunidad en la Argentina, que sirvió para visibilizar una realidad que estaba en ebullición pero todavía silenciada.

Una de las figuras que aparece detrás de aquella manifestación fue Carlos Jáuregui, el fundador de la organización Gays por los derechos civiles, que convocó a la marcha y la encabezó. Según Gustavo Pecoraro, otro de los referentes de la comunidad homosexual en la Argentina que participó en aquella marcha, el rasgo distintivo de la agrupación de Jáuregui fue que era “menos homocentrada” que otras como la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) de la que habían salido muchos de sus militantes, entre ellos Jáuregui, quien había sido su primer presidente entre 1984 y 1987.

Esto le permitió sumar más agrupaciones y conseguir números suficientes para intentar una manifestación pública. Entre las organizaciones que se sumaron a la iniciativa, estaban Transexuales por el Derecho a la Vida y la Identidad (Transdevi), la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina (Sigla), Investigación en Sexualidad e Interacción Social (ISIS), Cuadernos de Existencia Lesbiana y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM).

La fecha de la marcha se eligió porque era el primer día no laborable después del 28 de junio, día en el que se celebra el día del orgullo en la mayoría de los países del mundo, como conmemoración de los disturbios de Stonewall en Nueva York, Estados Unidos, donde la comunidad homosexual se alzó contra la policía de la ciudad por las detenciones y situaciones de abuso policial que sufrían en 1968.

Casi 25 años después, la lucha de la comunidad LGBT+ en Argentina seguía en una etapa de visibilización. Jáuregui y el activista Raúl Soria, primer candidato a diputado abiertamente gay de la Argentina, habían aparecido abrazados en la tapa de la revista Siete Días con el título “El riesgo de ser homosexual en la Argentina” en 1984, pero todavía no se habían manifestado públicamente.

Entre otras razones, uno de los principales problemas para salir a la calle eran, justamente, las consecuencias que podían sufrir los participantes de la marcha: “Era un momento donde la visibilidad pública era peligrosa por cuestiones laborales o de ‘salidas de armario’ forzosas que en 1992, con leyes que criminalizaban nuestro colectivo, y te exponían a tener también problemas en tu familia o en tu edificio”.

Una de las principales necesidades de la comunidad LGBT+ en la Argentina en ese entonces era la derogación de la ley de averiguación de antecedentes y los llamados “edictos policiales”, que otorgaban facultades a la policía para detener personas en la vía pública y también allanar puntos de encuentro de la comunidad.

Especialmente, la presión de la comunidad buscaba derogar el artículo 2º que sancionaba con 30 días de arresto a “los que se exhibieren en la calle con ropas del sexo contrario” (F) y el que castigaba a “las personas de uno u otro sexo que públicamente incitaren o se ofrecieren al acto carnal” (H).

Por eso, muchos de los que participaron en aquella primera manifestación iban cubiertos con antifaces blancos. Los organizadores de la marcha eligieron el carril de la Avenida de Mayo para llevar sus reclamos.

Las marchas continuaron en esa fecha, coordinada con el hemisferio norte, durante cinco años, pero más tarde fue movido al 7 de noviembre, por su clima más amable porque para las personas que vivían con VIH, las bajas temperaturas eran contraproducentes.

En el marco de la 13° Marcha del Orgullo, el pasado 6 de Noviembre, se realizó la histórica convocatoria para exigir igualdad de derechos. Algunas de las consignas fueron:

• Aparición con vida de Tehuel de la Torre, varón trans que desde el 11 de marzo se encuentra desaparecido.

• Ley Nacional de Preservativos para Personas con Vulva para garantizar la promoción igualitaria de acceso a campos de látex industrializados, y otros métodos profilácticos que se creen en el futuro; apuntando al fortalecimiento de la autonomía y el control sobre la seguridad sexual y reproductiva de las mujeres hetero-cisexuales, las mujeres bi-cisexuales, las lesbianas, los varones trans, las personas intersex y no binarias.

• Nueva Ley Nacional de VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e ITS, que busca poner foco en los determinantes sociales de la salud y la eliminación del estigma. Asimismo, apuesta a la prohibición del test de VIH, Hepatitis, TBC e ITS para ingresar a un puesto de trabajo, en los exámenes médicos preocupacionales.

• Ley Nacional de Reparación para Personas Mayores Travestis y Trans con el objetivo de reparar la violación de derechos humanos básicos que implica una expectativa de vida de 35 a 40 años para las identidades trans y travestis, normas que las criminalizaban y patologizaban; la sistemática violencia institucional y la falta de acceso a la salud, educación, vivienda y trabajo registrado.

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