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Oscar Wilde: “Amarse a sí mismo es el comienzo de un idilio que dura toda la vida”

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Año 7 / Edición XLIII / Santa Cruz / 18-10-2021 / ISSN 2422-7226  

Por Carolina Vita para el Equipo Editor del Observador Central

El 16 de octubre de 1854, nació en Dublín, Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo, quien se transformó en uno de los autores más importantes de la época victoriana, reconocido no sólo por sus novelas sino también por sus obras de teatro.

Libros como El Retrato de Dorian Gray y El Fantasma de Canterville, son clásicos que leemos hasta el día de hoy, ya sea por placer o porque nos llegan como lecturas obligatorias en nuestro periodo escolar. Pero, ¿de qué nos hablan estas obras?

El Retrato de Dorian Gray nos dejó un icónico personaje que es el mismo que le da el título al libro, Dorian Gray, quien está tan obsesionado con la belleza eterna que resulta capaz de cualquier cosa, incluso hacer un pacto con el diablo para conseguirla. Esta obra nos refleja muchas características de la pluma del autor, sus ironías, paradojas, cambios en los personajes, en resumen de todas aquellas aristas con las que Wilde estaba obsesionado. 

Desde 1890 hasta el día de hoy sigue siendo leído y recomendado por miles de lectores en todo el mundo. Debido a su gran carisma logró convertirse en uno de los escritores más leídos de la época, sus ironías y sus frases resultaron icónicas para los lectores. Incluso llegó a encabezar la dirección de una revista femenina llamada The Woman ‘s World, donde publicó varios de sus cuentos.

El Fantasma de Canterville es uno de sus cuentos más populares, el cuál tuve el placer de leer a mis doce años y que hace poco volví a perderme en sus páginas. A través del fantasma, quien es protagonista, nos muestra las viejas costumbres victorianas en contraposición a las de sus inquilinos estadounidenses, quienes parecen no temerle. Es un relato que posee humor y es una lectura muy ligera, que finalmente nos deja sintiendo pena por el fantasma, quien por más que intente no logra asustar a la nueva familia, siendo este su único propósito.

Su pluma está cargada de fantasía y su obsesión por la belleza, predominado por el realismo sus obras están cargadas de paradojas y críticas a la sociedad victoriana de aquella época. Los protagonistas de sus obras dan un giro a causa del dolor, o la angustia a que atraviesan a medida que avanza el relato, y esto los lleva a transformarse.

Falleció a los 46 años en París, tras enfermarse al pasar algunos años en prisión por una denuncia de calumnias contra el marqués de Queensberry, padre del poeta Alfred Douglas, con quien estableció una relación a pesar de que en aquel entonces en Inglaterra la homosexualidad era castiaga con las peores penas para cuidar las costumbres puritanas que pregonaban mientras se presentaban como un país ejemplo de libertad. Lamentablemente este suceso y la discriminación sufrida tuvo sus consecuencias en el escritor, aunque desde la carcel continuó escribiendo, de allí surgieron La Balada de la Carcel de Reading y De Profundis una carta dedicada a su amor prohibido. Luego de eso es donde viaja a París, pero dejando atrás su prestigió, los círculos de escritores donde se movía e incluso su nombre para ser Sebastian Melmoth.

Podemos leer a Oscar Wilde, desde que somos pequeños con su cuento El Gigante Egoísta o El Fantasma de Canterville y seguir con otras de sus obras siendo más grandes, es uno de esos autores que nos marcan desde pequeños y a quien uno vuelve siendo adulto, ya que nuestra mirada con el tiempo sobre la historia cambia, evoluciona y muchas veces nos terminamos encontrando con una nueva versión de la historia.

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