Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

Especial Peces: ¿a quiénes protegemos cuando hablamos de cuidar nuestros océanos?

ISSN 2422-7226

Año 5 / Edición XXVI / Caleta Olivia / 03-08-2020 / ISSN 2422-7226

Por: Runachay Fauna

Los océanos albergan una cantidad de vida tal que los seres humanos difícilmente podemos llegar a dimensionar. Hoy vamos a hablar de un grupo en particular: los peces.

Más de la mitad de la diversidad mundial de especies de vertebrados (animales con espina dorsal, o comúnmente conocida como columna vertebral), son peces. Dicho grupo surgió hace más de 500 millones de años, pudiéndose actualmente encontrar peces en casi todos los sistemas acuáticos del planeta. Incluso están presentes en los ambientes más hostiles, desde las frías aguas Antárticas hasta a miles de metros de profundidad. 

Hay una gran variedad de tamaños, formas y colores dentro de los peces, pero todas las especies tienen en común la falta de extremidades como los conocidos tetrápodos (animales vertebrados con cuatro patas, en resumidas cuentas); y en general, tienen el cuerpo cubierto de escamas y poseen aletas que permiten el nado. Dichas características se adecuan a sus hábitats y ‘estilos’ de vida. Pueden vivir tanto en grupos o “cardúmenes” como de manera solitaria. Algunos se alimentan de algas o microorganismos, mientras que hay peces que pueden comer otros peces o hasta mamíferos acuáticos y aves.

Normalmente cuando escuchamos la palabra “peces”, tendemos a pensar en los  peces goldfish o las carpas koi, típicas mascotas o de uso ornamental, o en especies comestibles como las truchas o el pejerrey. Todos estos animales forman parte de uno de los dos grandes grupos de peces: los peces óseos, es decir, aquellos que tienen esqueleto óseo. Pero existe otro grupo totalmente distinto y sin relación cercana a los peces óseos, los condrictios o peces cartilaginosos, cuyo nombre hace referencia a la composición de su esqueleto, el cual está formado enteramente de cartílago. En esta clasificación encontramos  a los grupos de tiburones y de rayas. Los tiburones son predadores que suelen estar en lo alto de las cadenas tróficas marinas, mientras que las rayas suelen formar parte de los organismos arquitectos que hay en el océano, ya que al remover el fondo marino en busca de alimento, generan microhábitats para otros organismos. 

A lo largo de la costa argentina tenemos peces óseos desde unos pocos centímetros, como la Anchoa (Anchoa marinii), el Gobio (Gobiosoma parri) e incluso el Caballito de Mar Patagónico (Hippocampus patagonicus), hasta aquellos que pueden superar el metro de longitud como la Corvina Negra (Pogonias cromis), el Abadejo (Genypterus blacodes), el Salmón de Mar (Pseudopercis semifasciata) entre otros. Una especie que vale la pena mencionar y detallar es el Lenguado (Paralichthys patagonicus), que llega hasta las costas de Chubut y a unos 130 metros de profundidad, y a diferencia de las otras especies nombradas, la estructura corporal está adaptada a la vida en el fondo. Cuentan con el cuerpo oblongo y ambos ojos situados en el lado izquierdo. 

Lenguado (Paralichthys patagonicus) – Foto: INIDEP

A su vez, un importante número de especies de peces son consideradas de interés pesquero, entre las que encontramos por ejemplo la Merluza (Merluccius hubbsi), o la Anchoita (Engraulis anchoita) entre otros. Inclusive algunas especies de condrictios son capturadas para consumo interno o exportación. Si consideramos también los tiburones, las tallas máximas pueden llegar hasta cerca de los 3 metros, como en el caso del Tiburón Gatopardo (Notorynchus cepedianus), una especie que en Argentina habita desde la costa bonaerense hasta el sur del país. Otros tiburones, como el Cazón (G. galeus), son más pequeños y normalmente miden un metro cuando son adultos. Este último también es conocido como trompa de cristal, ya que su hocico es semitransparente debido a una concentración de células sensoriales eléctricas, con las que detecta pequeños organismos enterrados en el lecho marino.

Cazón  (Galeorhinus galeus) – Foto: Pesca Argentina

Otros condrictios importantes de las costas argentinas son las rayas, los chuchos y las guitarras, organismos que también pueden superar el metro de longitud. Dentro de las rayas encontramos por ejemplo la Raya Hocicuda  (Zearaja chilensis), que se alimenta de distintos organismos distribuidos en toda la columna de agua, principalmente peces, aunque también se pueden nombrar crustáceos, calamares y poliquetos (“gusanos de mar”, un grupo pariente de las lombrices terrestres). La Raya Hocicuda cuenta con espinas en la cola, que usa para defensa. Los chuchos tienen la particularidad de tener en la cola púas aserradas y, a diferencia de las rayas, con veneno, que puede llegar hasta ser mortal para el humano. En este grupo destacan los especímenes del género Myliobatis. El grupo de las guitarras consta de rayas cuyo disco tiene forma romboidal, e incluye especies muy vulnerables a la presión de pesca.

Raya hocicuda (Zearaja chilensis) – Foto: Discover Life

Por otro lado, un ecosistema particular que se encuentra altamente amenazado en nuestro país son los arrecifes rocosos norpatagónicos, principalmente aquellos que se encuentran a relativamente poca profundidad. Estos son el hogar de especies de peces que viven en estrecha asociación con los mismos. Dichos arrecifes, a diferencia de los coralinos (formados por organismos vivos de especies pertenecientes al grupo de los corales) están compuestos por sustratos inorgánicos duros y compactos que afloran sobre extensos fondos marinos blandos. Muchas de estas especies viven por muchos años y tienen un crecimiento lento. Esto sumado a una dispersión espacial limitada los hace muy vulnerables a actividades de impacto ambiental aparentemente menor, como por ejemplo la pesca recreativa. Por ello, la falta de regulación y control efectivos, así como de planes de monitoreo a largo plazo pueden conllevar a la degradación de estos sistemas. Entre las especies de peces más representativas de los arrecifes rocosos podemos encontrar al Salmón de Mar (Pseudopercis semifasciata), el Turco (Pinguipes brasilianus), el Mero (Acanthistius patachonicus), el Escrófalo (Sebastes oculatus), entre otros.

Pez Mero (Acanthistius patachonicus) – Foto: Reef Life Survey

A su vez, y como sucede en nuestro país, una gran cantidad de especies de peces en todo el mundo son utilizadas por las sociedades humanas como sustento económico y como alimento. Uno de los principales problemas que dichas especies sufren es lo que se conoce como sobreexplotación, y ocurre cuando la cantidad de organismos capturada excede las capacidades de recuperación de las poblaciones de peces, y es una consecuencia de la alta demanda y la falta de regulación y control de la actividad pesquera. Un caso de agravada situación mundial es la captura de tiburones para extracción de sus aletas, donde muchas veces los animales una vez mutilados son devueltos al mar en estado agonizante. Otro gran problema que también afrontan las especies de peces (junto con otros grupos de vertebrados marinos) es la captura incidental (bycatch en inglés), que se refiere a la captura no intencionada de las especies mientras se pretende atrapar organismos de otra especie diferente.

Turco (Pinguipes brasilianus) – Foto: Reef Life Survey

Estos artículos están pensados para que podamos conocer un poco más a las especies que se encuentran en nuestro país, muchos de los animales que habitan en nuestras costas y aveces ignoramos hacen que los ecosistemas funcionen correctamente.

Desde Runachay Fauna creemos que la mejor forma de conservar nuestros ecosistemas es conociéndolos, por eso intentamos transmitir un poco de lo que aprendimos, porque el conocimiento es universal, pero que muchas veces no se comparte.

Fuentes consultadas: Irigoyen, A. J., Trobbiani, G., Galván, D. E., (2018b), Peces de arrecife y ambientes de buceo argentinos, Chubut, Argentina, Remitente Patagonia. Venerus, L. A. (2010). La delicada situación de los sistemas de arrecifes rocosos en la Patagonia norte.

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